El Principito. Segunda Parte: El Principito, la Rosa y el Zorro.

En los capítulos previos al capítulo XXI, vemos cómo surge una relación íntima y de complicidad, entre el Principito y su Rosa. Un Principito, quien tiene una vida más o menos hecha; en el sentido de que tenía tareas y oficios de los cuales dedicaba su tiempo y ser enteramente. Es decir, parecía que su vida ya se encontraba totalmente realizada. Pero en un día cualquier, está historia cambió y fue a raíz de una semilla extranjera que llega a su planeta y decide brotar y crecer hasta convertirse en una bella flor, una Rosa. Sus caprichos y exigencias, asfixiaban y agotaban la paciencia y el amor desinteresado que alguna vez el joven principito llego a tener en su corazón hacia la hermosa flor. 

Casi llegando al final del capítulo XXI, nos encontramos con un peculiar y muy profundo diálogo entre el Principito y su nuevo amigo Zorro, el cual toma lugar en lo que pareciera un jardín de rosas. Este diálogo, entre el Principito y el Zorro, surge en el momento idóneo. Y sin duda alguna, genera ese cambio interior en el corazón de nuestro Principito, puesto que, este es un ser humilde y de grande nobleza para recibir y aceptar el consejo de su sabio amigo, el Zorro.

En esa conversación, sale a relucir un reclamo o quizás un resentimiento por parte del Principito hacia su Rosa. Al momento de leer y analizar el argumento del principito, quizás podemos encontrarlo como válido y razonable. Su enojo y reproche con su querida rosa es sencillamente tan humano, como tú y yo.

El Principito simplemente se siente engañado, desilusionado y devastado. Él había creído en las palabras de su Rosa, las cuales le prometieron que era la única en su existencia. Pero nuevamente la sabiduría de nuestro amigo, el Zorro, nos hace reflexionar y cambiar de perspectiva.

Para profundizar más en ello, me gustaría traer las líneas de dicha conversación:

“…Es el tiempo (que has perdido) en tu rosa lo que hace a tu rosa tan importante…”

“Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa…”

“Soy responsable de mi rosa… – repitió el principito a fin de recordarlo.”

¿Cuántas veces hemos dedicado tanto tiempo y dedicación a algo o alguien, y luego terminamos con la misma sensación de desilusión y engaño, tal como lo experimentó el Principito con su Rosa? ¿Es que a tenemos claro cuál es o han sido esas ¨rosas¨ en nuestras vidas? ¿Cuál es la lección, el aprendizaje y la actitud que hemos tenido después de enfrentar una situación similar? Y, por último, pero no menos importantes, ¿Somos realmente responsables de lo que domesticamos, o, mejor dicho, de lo que amamos?

Sé que la vida puede tornarse un tanto complicada o inesperada. Pareciera que nuestras expectativas siempre suelen estar más altas y que la realidad nunca deja de ser tan cruel y tan dura. Pero esa sabiduría que se encuentra en este relato infantil, es sencilla, mágica y poderosa, ya que en ella podemos llegar a descubrir la verdadera esencia del Amor. Y aquí me permito traer nuevamente las palabras de Jesucristo:

‘»Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Ustedes deben amarse unos a otros como yo los he amado.’ (Evangelio según San Juan13, 34)

¿Quién nos amó primero? Para todos nosotros, quienes creemos en un Dios todopoderoso y misericordioso (tal como hacemos los cristianos), en ese magnífico ser y creador del universo, es sin duda alguna, quien nos amó primero. Y, a sabiendas de nuestras faltas y debilidades, él nos continúa amando con ese corazón grande y misericordioso. No importa el tiempo que el haya dedicado en nosotros (ya que para Dios solo existe un eterno presente), él permanece ahí siempre fiel para cada uno de nosotros. Amándonos como lo hizo desde el primer momento de nuestra concepción. Y tal como lo menciona el amigo Zorro ¨es el tiempo… lo que hace a tu rosa tan importante…¨, y en el caso de Dios, somos suyos desde el primer momento de nuestra creación y es eso lo que nos hace tan importante y valioso para él. Es el inmenso e infinito amor de Dios, que nuestras mentes y corazones de piedra no pueden comprender, porqué es difícil entender como alguien nos puede amar tanto y gratuitamente.

Sé muy bien, que la conversación entre el Principito, el Zorro y la Rosa, nos inspira un sinfín de cosas y pensamiento. En lo personal, me ha enseñado a apreciar una vez más lo importante del amor, la misericordia y el perdón. Tres elementos esenciales que podemos aplicar en nuestra vida íntima, en lo personal con nosotros mismos, con nuestro entorno, con las personas que nos rodean o las actividades que hacemos, en fin, con la vida entera.

Por ende, te invito de todo corazón a encontrar esa ¨Rosa¨ en ese momento de tu vida, reflexiona sobre ese tiempo, dedicación y amor que le has entregado, y aprendamos a ser un poco más como el Principito (quien es guiado por la sabiduría de su amigo el Zorro), y quien decide perdonar y seguir amando, así como lo hice desde la primera vez.

Por favor, no seas tímido y comparte conmigo tu experiencia y meditación. Nos vemos en una próxima entrega. Un fuerte abrazo.

Deja un comentario